Presentación del libro "Voces Mudas" - Antonio Ruiz Pascual
La poesía de Lilián Pallares “Voces mudas” tiene que ver con la corriente de los ríos, el agua de los manantiales, el sonido de las fuentes, el de la lluvia golpeando los cristales, nos llega fresca y vitalista, centellante, es médula y espina, sombra y sol, de un universo propio donde el desconcierto no nos salva de su certero vuelo, del mensaje donde da diáfanos giros, versos inusuales que nos hablan de su experiencia femenina con ese significado final de las palabras, donde la aspiración máxima es vivir, nos dice que es una niña con trenzas esperando ser despeinada, ojos de estimulante café, porque ella siente girar el universo detrás suyo, su amor es carnal, turbador y pícaro, y nos lo dice así:
El sedoso beso de la noche me agita en los cielos del placer,
su lengua estrellada recorre mi vientre
con excitante danza
que sensualiza mi piel.
o este otro:
Un enigma acaricia mis muslos
y me susurra al oído un secreto que temo pero deseo conocer.
Percibo su misterio en la fugacidad de ese beso nocturno,
cuando se lamen las dudas en el deleite del paisaje oscuro.
Tiene un lenguaje distinto, prodigioso y único, con una sensibilidad y una alta temperatura emocional, donde ha logrado encontrar autenticidad, nos lo muestra continuamente en los versos:
Soy la palabra blanca seduciendo a los sonidos negros,
El suspiro liberado en los labios del que calla.
Una gota de agua deseando ser océano.
Soy como una compresa con alas,
de un lado para otro.
Tiene un instinto íntimo y muy personal, con juegos estéticos, que nos acosan en esa inquieta rebeldía, así lo plasma:
Entonces, mi lengua se enroscó y fue caracol,
contracción y lentitud,
moco para las heridas
arrojadas a la orilla.
A pesar,
sin embargo y,
todavía,
persisten en mí la mirada de la iguana,
la agilidad de la salamanquesa,
la ferocidad del cocodrilo y
el mito de la serpiente que me tienta a no avisar
cuando me ataco.
Lilián Pallares, es sobre todo sincera, desenfadada, con una espontaneidad y energía poética, que atrae y seduce, con una creación casi de artesana, una fluidez instintiva, portadora de emociones, que es una constante en su obra, donde su espíritu se reparte entre dos geografías, la que la vio nacer: Colombia, y donde vive: España, donde se desdobla entre lenguajes y sensaciones, tomando aliento de su esencia poética, estamos ante la poeta que habla y dialoga con el mundo, que grita para ser oída, porque hay que saber decir las cosas y así lo hará hoy desde la reflexión que le ha tocado vivir, donde se levanta con el roce estremecido de la piel, inagotable, para hacernos partícipes de su latido.
Antonio Ruiz Pascual
24-11-10